viernes, septiembre 21, 2007

LA HORA DEL MIEDO


Vs(vs)Vs
Alvy Bryce Calles
En días recientes me encontré, o, mejor, desencontré, con una amiga a la cual tenía años sin ver. Mi satisfacción al verla venir fue grande. Abrazos, besos, afecto.

La hora de los cuentos recíprocos. ¿Qué estas haciendo? ¿Dónde trabajas? ¿Continúas investigando?, a…z. Hasta la hora de la verdad, del cuestionamiento, de la crítica, del terror; afirmación sentenciosa de mi amiga:
– Uhmmm…por cierto, he estado leyendo con atención los artículos “de esos que ustedes escriben, creo que en eso que ahora llaman por ahí, blos, blot, blog”…
– Sí. “Estados Dialécticos Configuracionales”…
– Ajá… eso, eso. Pero déjame decirte algo. Mira, tienen que revisarse. Tienen que reflexionar…

A esta altura del juego, ¿cómo llamarlo de otro modo?, ya mi rodilla izquierda había comenzado a temblar de miedo.

– Bien. No te entiendo el planteamiento
– Exactamente… por eso tienen que revisarse [Gestos de intelectual]
– Ahh, ahora sí entiendo. Pero qué tenemos que “revisar”, ¿el diseño de la página? ¿los colores? ¿los criterios de selección de nuestros invitados?...
– No, no, no. No te hagas “el loco”. Tienen que revisar en profundidad lo que escriben. Esos artículos no resisten ni el más mínimo análisis crítico…

Pensativo y muy preocupado, pregunto de nuevo:
– Por favor, te agradezco tu opinión, pero explícame, para poder manifestarle tu inquietud a Naudy e Hilde Adolfo, mis coblogueros, e invitarlos a las correcciones pertinentes, qué significa eso de “análisis crítico”
– ¿Análisis crítico? [contrapregunta mi interlocutora]
– Sí, eso; de lo cual dices que no aguantan nuestros artículos…
– Bueno, bueno… “análisis crítico…”, “análisis…”
– Sí. [Le refuerzo su reflexión]
– Bueno, tú sabes, es algo así como cortar este pan [Me entrega para que se lo sostenga, y ella hacer libremente sus gestos, un inmenso pan que terminaba de comprar]…tú sabes, el pan es un todo, lo agarras, tomas un cuchillo, lo picas en varios pedazos y analizas cada uno de ellos…

¡Un momento!, paro en seco a la crítica de nuestros artículos:
– ¿Quieres decir que tomo una de las partes físicas del todo, y las analizo por separado?, porque… ¿nos invitas a un análisis dentro del análisis?
– ¡Correcto! [Respuesta eufórica de mi amiga]
– Pero, ¿para analizar una de las partes de un todo, acaso no es necesario previamente tener bien analizado a ese todo?
– ¡Exacto!, ahora sí comprendes [Gesto de burla]

Ahora, más preocupado aún, y con mucha prudencia, vuelvo a inquirir:
– ¡Pero, ¿para qué analizar de nuevo a ese todo?
– ¿Qué quieres decir con eso? [Ahora quien pregunta es quien critica]
– ¡Terminas de plantearme que para analizar las partes del todo hay que tener bien analizado ese todo! ¿No significa eso redundancia?, puesto que, supongo, un todo “bien analizado” implica también partes “bien analizadas”. Además, añades una categoría más preocupante aún: lo que no resisten nuestros artículos es un “análisis crítico”. ¿Cómo hacer crítico el análisis de las partes del análisis de un todo ya analizado?

Nuestra censora, ya con el rostro cargado de un rojo ira:
– ¡Un momento! ¡un momento!, ¡me estás confundiendo!

A lo cual respondo, con el ánimo de entender lo que tenemos que corregir:
– ¡NO, por favor! No te confundas, porque todavía es importante que me expliques qué es eso de "revisarnos en profundidad". Ahh, y también, qué es eso de "reflexionar"…

Aquí muere el diálogo. Mi amiga, sin pronunciar una palabra más, me mira con frialdad a los ojos, da la espalda y se marcha con pasos apresurados. No sé si me oyó cuando le pregunté: “¿¡Qué hago con el pan que me dejaste en la mano!?”, de vuelta escuché un sonido que fonéticamente se parecía a “¡Cómetelo!”

No hay comentarios.: