lunes, enero 28, 2008

Quién sirve para las ciencias y para qué nos sirven las ciencias. (3ra y última parte)

Todos. Para hacernos seres humanos más completos. Esas son las respuestas. Pero si su curiosidad va más allá de saberlas, y Ud. quiere saber por qué esas son las respuestas, entonces lo invito a una lectura, en tres partes, que espero lo motive a apreciar y disfrutar de las ciencias, como uno de los caminos que nos llevan al mejor entendimiento de los que nos rodea, como parte del crecimiento humano.


El valor social de la ciencia


Algunas mentes mecanicistas insisten en la idea de que si un trabajo científico no produce un beneficio específico y tangible, en otras palabras un aparato, entonces no tiene trascendencia social. Esta es una visión anticuada y pobre del valor diverso que las ciencias nos ofrecen. Anticuada porque fue en el siglo XIX y principios del XX que se pensó que las ecuaciones diferenciales podían describir todo fenómeno observado en la naturaleza, si dichas ecuaciones eran conocidas. En esta visión, dadas unas condiciones iniciales y las ecuaciones que gobiernan el fenómeno, la solución final y sus resultados podían ser predichos con exactitud, como una máquina, que provista de los ingredientes adecuados, produce siempre el mismo resultado conocido. La realidad es que, primero los errores observacionales asociados a la obtención y medición de los datos de un fenómeno, nos impiden desde un principio el acceso a la información exacta que necesitaríamos para determinar esas ecuaciones. Lo segundo es que aunque conozcamos las ecuaciones que rigen un determinado suceso, puede ocurrir, como con el caso de la teoría del caos, que un leve cambio en las condiciones iniciales produce un resultado final absolutamente distinto.

Históricamente, la estadística y los métodos numéricos han sido los que nos han permitido cuantificar de alguna manera la información que obtenemos de los fenómenos, y en base a ellos, hacemos la conexión con el mundo teórico de las ecuaciones, dentro de lo que permiten los errores observacionales. Pero en las últimas décadas, el desarrollo de nuevas áreas de las matemáticas como la teoría del caos y la geometría fractal, han abierto la posibilidad de abordar temas – como la porosidad de un medio esponjoso - que ni siquiera estaban al alcance de los métodos numéricos. Es interesante que ambas aproximaciones nacieron de ideas profundamente abstractas de los llamados sistemas dinámicos y la geometría, como por ejemplo, el de crear estructuras autosimilares, que lucen siempre de la misma forma no importa cuantos aumentos hagamos de las mismas. Estas figuras presentan características extremadamente inusuales como el tener una longitud infinita, aunque poseen un tamaño finito, como el llamado copo de Koch (http://es.wikipedia.org/wiki/Copo_de_Koch, http://en.wikipedia.org/wiki/Self-similarity)

La visión mecanicista de la que hablé es además pobre, porque los beneficios de la ciencia se manifiestan no sólo en el mundo físico que tocamos y manipulamos, sino en el mundo de las ideas, en los intelectos, en las mentes, en la imaginación que todos poseemos y tenemos el derecho de usar y explorar. Nadie duda de la mente crítica e indagadora de los científicos, ¿entonces por qué no tener todos acceso a esa habilidad también?, insisto, no necesitamos ser científicos para lograrlo, pero si necesitamos aprender y disfrutar de las ciencias. La ciencia y la tecnología ni son lo mismo ni se hacen igual, la tecnología se origina en su forma más fundamental y original de las ciencias. Ambas son necesarias, ambas son importantes, ambas tienen gran un valor social, por su impacto en la evolución de la sociedad humana. El impacto más notable de la tecnología se percibe en la rapidez con que fluye la información y se realizan los acciones, eso ha determinado que la distribución de nuestras actividades en el tiempo haya evolucionado, disminuyendo la duración de algunos procesos, como la obtención de alimentos, y abriendo espacio para otras actividades, algunas de ellas tan novedosas que toman de sorpresa a la sociedad, y no siempre sabemos como manejarlas apropiadamente (como por ejemplo las redes sociales virtuales en internet). La tecnología muchas veces se adelanta al marco ético y moral que debería regularla, como en el caso de los experimentos de clonación con células madres. La tecnología ha tenido como meta global fundamental mejorar la calidad de vida de los seres humanos, y sin embargo son pocos quienes pueden disfrutar de las mínimas condiciones de nutrición y salubridad a las que todos tenemos derecho. Continentes enteros sufren de las más terribles condiciones de vida, que deberian darnos vergüenza como pobladores de este planeta. Es claro que la tecnología por sí sola no resuelve las desigualdades sociales a las que nos hemos atado, desde que comenzó la revolución agrícola del neolítico.

Por otro lado, el valor social de las ciencias es el poder intelectual crítico que adquirimos con el aprendizaje de las mismas. Es posiblemente el valor más importante, y a la vez el más intangible, el que más debemos preocuparnos por adquirir, porque esa manera de ver las cosas como ocurren alrededor, nos permitirá tomar decisiones y actitudes pensadas y meditadas, y no ser víctimas ignorantes de tendencias externas y ajenas, como por ejemplo creer de buenas a primeras en base a fotos de periódicos sensacionalistas, que los extraterrestres han visitado nuestro planeta y han realizado experimentos biológicos con seres humanos. La ciencia nunca ha negado la existencia de vida extraterrestre, pero todos los astronómos sabemos muy bien que las distancias en el universo son tan grandes, que por ejemplo la luz, que es la cosa que más rápido puede moverse, tarda unos 25 mil años en viajar del centro de nuestra propia galaxia hasta nosotros. Semejantes espacios hacen improbable el encuentro de dos fuentes distintas de vida. Es precisamente el límite físico de la velocidad finita de la luz, el que nos permite tener una ventana directa hacia el pasado del Universo y nos deja ver como fueron sus inicios, en la luz de las galaxias más distantes, cuyas imagenes nos muestran como eran los astros al comienzo de los tiempos. De otro modo, viviriamos hoy día mucho más ignorantes de la evolución cósmica, de lo que ya estamos. Los que apresuradamente aceptan la teoría de la visita extraterrestre, cierran en sus mentes la posibilidad de una explicación bastante más terrenal, como la que han planteado ya algunos psiquiatras y criminalistas, que indican que las supuestas abducciones bien pueden ser una cortina de humo, para ocultar crímenes de carácter sexual. Una persona víctima de semejante acto traumático es presa fácil de cualquier engaño que le haga creer que su cuerpo fue víctima de algo totalmente ajeno a este planeta. Hasta los mismos victimarios pueden macabramente propiciar este escenario y literalmente lavar el cerebro de la persona, cuya mente tambien actúa en este mismo sentido, bloqueando lo que seguramente es una espantosa realidad, substituyéndola por una historia fantástica, donde los culpables con literalmente inalcanzables.

De modo que la ciencia nos ofrece el inmenso valor de la visión crítica de lo que nos rodea, ello nos permitirá tener autocontrol de nuestros pensamientos, de nuestras ideas, de nuestras opiniones y sentimientos, de nosotros mismos, que es a fin de cuentas el único control que debemos aspirar a tener, aunque es sin embargo el más difícil de lograr. Cuando internalizamos el concepto de acción individual humana (y no de reacción condicionada), entonces somos personas que contribuimos genuina y sanamente al conglomerado que conforma la sociedad humana. Nuestras acciones pueden tener una consecuencia específica, planificada para el beneficio de quienes nos rodean. Si nos dejamos llevar sin conciencia por lo que nos rodea, y simplemente reaccionamos como perros plavlovianos, no somos más que actores de un guión que otros han escritos, y nuestros actos tendrán las consecuencias que los guionistas hayan previsto, según sus intereses. Si todavia hay continentes enteros muriéndose de hambre, porque varios de esos intereses no incluyen la extensión de los beneficios a todos los habitantes de este planeta, es entonces quizás conveniente que otras civilizaciones pensantes del Universo no nos hayan encontrado todavia, porque seguramente quedaríamos en vergüenza cósmica.

Einstein decía que la educación era lo que quedaba después que a uno se le había olvidado todo lo que aprendió en la escuela. Es muy cierto, se olvidan los conceptos y las formulas, pero quedan las lecciones más importantes, la manera de ver el universo, que es todo lo que nos rodea, desde lo más pequeño, hasta lo más grande, desde lo más cercano hasta lo más lejano, desde nuestra entorno mas familiar, hasta el conglomerado social que es nuestro país, nuestro continente y nuestro planeta. Ese es el valor de la ciencia.

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P.S. Alvy, gracias por tus observaciones sobre lo que significa el valor social, la reflexión que ellas indujeron, produjeron como resultado, un par más de párrafos que enriquecieron enormemente este artículo.


Quién sirve para las ciencias y para qué nos sirven las ciencias. (2da parte)

Por Astr. Kathy Vieira

Todos. Para hacernos seres humanos más completos. Esas son las respuestas. Pero si su curiosidad va más allá de saberlas, y Ud. quiere saber por qué esas son las respuestas, entonces lo invito a una lectura, en tres partes, que espero lo motive a apreciar y disfrutar de las ciencias, como uno de los caminos que nos llevan al mejor entendimiento de los que nos rodea, como parte del crecimiento humano.




Matemáticas, física y química:
El crimen que la educación venezolana ha cometido


Si las matemáticas sirvieran solo para "sacar cuentas" (1), entonces mi título de pregrado debería ser quemado. Un estudiante de ingeniería en un año hace muchas más cuentas que las que yo hice en toda mi licenciatura, usando además calculadoras programables y sofisticadas. Un contador o un administrador saca más cuentas que yo, y mejor. De manera que no, duélale a quien le duela, las matemáticas no son sólo para sacar cuentas.

Pero con eso nos han lavado el cerebro toda la vida, las matemáticas solo sirven para sacar cuentas, y ahora para eso están las calculadoras. Pero eso no es lo peor, lo más grave es esa vieja maldición educativa de las llamadas Tres Marías, matemáticas, física y química, a las que desde muy jóvenes nos presentan como terribles, duras, difíciles, solo para genios, y sin ningún valor práctico, inútiles. Excepto en raras y honrosas excepciones, el docente de matemáticas es el más temido, el más odiado, el más vilipendiado. Por otro lado, mientras más estudiantes reprueben la clase de matemáticas, mejor fama el profesor se crea. La física y la química a duras penas resisten este macabro escenario. Porque es macabro, pero pocos se dan o se quieren dar cuenta.

Es un crimen lo que se ha hecho con cientos de miles de estudiantes venezolanos que en las últimas décadas han desfilado por las aulas educativas odiando las ciencias, rehuyéndoles, rechazándolas, ignorándolas. Obviamente es mucho más fácil para algunos profesor "raspar" (2) a casi toda la clase, que darse el trabajo de preparar clases estimulantes para sus estudiantes. Porque es verdad, enseñar ciencias no es fácil, requiere entre otras cosas, mística, creatividad y gusto por la enseñanza, atributos muy escasos hoy día entre los muy orgullosos – pero muchas veces poco dedicados – licenciados en educación. Yo elevo mi voz de protesta y los acuso, sí, los acuso del desastre educativo que nos han estado dejando, y que se hace palpable cuando cada año que pasa, las habilidades numéricas y lógicas de los bachilleres que ingresan a las universidades son cada vez menores. Lo he visto con mis propios ojos, muchas veces. Nadie me lo puede negar. Vean las listas de evaluación de los estudiantes de primaria, secundaria y educación superior. El estudiante de buenas calificaciones en ciencias es una excepción, el estudiante de calificaciones normales es una minoría, el estudiante de calificaciones mediocres pertenece a la mayoría. Esta tendencia es independiente de los otros muchos factores que afectan el rendimiento estudiantil y que escapan a la voluntad del estudiante. El proceso educativo es complejo y muchos actores participan y determinan el éxito de un estudiante en su proceso formador, pero incluso dentro de aquellas poblaciones estudiantiles favorecidas por recursos disponibles, las ciencias son relegadas, rechazadas, renegadas.

Si miramos a los bachilleres que siguen carreras universitarias científicas, notaremos que son ellos precisamente los poquísimos estudiantes entusiastas de las ciencias sobrevivientes a semejante proceso alienador y destructor. No en vano, la calidad académica de las departamentos científicos de las universidades venezolanas es muy buena, después de todo se nutren de estudiantes que han casi que luchado contra el sistema educativo, para poder prepararse en las ciencias. Estos departamentos a su vez gradúan buena parte de su propio personal docente, tienen que autoabastecerse porque los profesores científicos universitarios son pocos.

Hacer las ciencias más atractivas a los estudiantes debe ser un objetivo fundamental a seguir. Es necesario estimular a nuestros niños y jóvenes, y los adultos también, sobre todo a los docentes, a acercarse a la ciencia, recalcando el valor educativo de misma como integradora de conocimientos. Hemos de tener sí un extremo cuidado en no confundir integración con generalización u homogeneización. Existen tendencias educativas que proponen la enseñanza de las ciencias como un bloque conjunto, donde todo se mezcla en un intento de darle un aspecto práctico al conocimiento científico. Bajo este concepto, se correo el peligro de diluir el valor de la precisión y de la lógica científica (3) . Eliminar la dificultad propia de las ciencias para hacerlas más “atractivas” a los estudiantes, presupone que nuestros niños no están intelectualmente preparados para enfrentar esos conocimientos, y eso es un insulto. Los flojos mentales son aquellos docentes que no valoran la enorme responsabilidad que sobre sus hombros pesa, y que prefieren hacer lo mínimo necesario para “cumplir” con lo que se les pide y nada más.

Entiendo que hay en muchas ocasiones pocos recursos para trabajar, pero la creatividad y la motivación del docente no se compran en las librerías, se cultivan en el carácter de la persona, y se transmiten con el ejemplo del trabajo diario. La creatividad no se usa cuando los recursos abundan, sino cuando estos escasean, la motivación no se necesita cuando todo funciona, sino cuando las cosas fallan. Los docentes tienen la responsabilidad, en el aula misma, de creativamente introducir conceptos abstractos de modo de inducir este tipo de pensamiento en sus estudiantes, ellos pueden además despertar en sus pupilos el interés de transformar un concepto abstracto en un hecho concreto, la aplicación práctica de las ciencias. Tanto en su aspecto teórico como en el práctico, las ciencias contribuyen al crecimiento del ser humano y de la sociedad donde vive.

Debemos integrar las ciencias a la vida del ser humano, relacionando sus conceptos y conocimientos con el quehacer diario, creando puentes, conexiones, no simplificando ni diluyendo, sino creando caminos que nos lleven a muchos distintos aspectos de lo que ocurre a nuestro alrededor. Una visión holística del proceso educativo busca integrar creando lazos, explorando distintas visiones, abstractas y prácticas. Una visión global (no globalizadora), busca entender como los detalles pequeños se ensamblan para crear una estructura organizada más grande. La educación científica proporciona a los estudiantes la oportunidad de experimentar todos estos procesos.

Los científicos son una élite

El diccionario de la Real Academia Española define élite como una minoría selecta o rectora. Interesantemente, la propia definición es elitesca, por lo mínima que es. Oligarquía y aristocracia tienen tres definiciones, y ¡cúpula tiene cuatro! . Naturalmente, dentro del contexto social, una élite representa a un grupo minoritario que posee una porción mayoritaria de algún tipo de poder. En la actualidad tiene una connotación negativa, porque históricamente muchas élites han abusado de su poder – de por sí grande – para su solo beneficio. Semánticamente, los científicos somos una élite, porque somos tan pocos, que somos efectivamente una minoría. Socialmente sin embargo, no lo somos. Los científicos como grupo social nunca han abusado del único poder que pueden atribuirse, el poder intelectual. Han liderado si revoluciones del conocimiento humano, que han cambiado el destino de la humanidad, y han moldeado entre otras cosas por ejemplo, la tecnología de la que hoy dependemos tan fuertemente.

Los deportistas son una élite. Pocos son los que poseen el talento físico, más la dedicación y concentración mental que exige ese mundo. Los logros deportivos son muy valorados porque significan un orgullo que por alguna razón, todos podemos compartir. Socialmente sentimos mucha empatía por nuestros deportistas y sus triunfos los hacemos nuestros. Sin embargo me pregunto porque los científicos no despertamos estas mismas emociones. Y me respondo: Es una cuestión de imagen, porque los científicos supuestamente somos medio locos, con lentes gruesos, y mal vestidos, parias leprosos casi. Y es una cuestión de educación, porque somos ignorantes de las ciencias, no queremos saber de ellas, en consecuencia no queremos saber de los científicos, porque son muy aburridos.

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(1) "Sacar cuentas", en Venezuela, realizar operaciones numéricas.
(2) "Raspado" o "raspao", en Venezuela, es sinónimo de aplazado, no aprobado, reprobado: estudiante que no logra obtener el puntaje necesario para aprobar un curso, y continuar hacia el siguiente o finalizar el mismo.
(3) Recomiendo leer esta carta abierta (en inglés) que al respecto escribe un profesor de física: http://http//www.wellingtongrey.net/articles/archive/2007-06-07--open-letter-aqa.html

Quién sirve para las ciencias y para qué nos sirven las ciencias. (1ra parte)

Todos. Para hacernos seres humanos más completos. Esas son las respuestas. Pero si su curiosidad va más allá de saberlas, y Ud. quiere saber por qué esas son las respuestas, entonces lo invito a una lectura, en tres partes, que espero lo motive a apreciar y disfrutar de las ciencias, como uno de los caminos que nos llevan al mejor entendimiento de los que nos rodea, como parte del crecimiento humano.




En octubre de este año, se dieron cita en la Isla de Margarita, astrónomos latinoamericanos provenientes de instituciones de todo el orbe, para presentar lo más reciente de sus trabajos en la XII Reunión Regional Latinoamericana de la Unión Astronómica Internacional (http://www.margarita2007.org/). Alrededor de 250 profesionales y estudiantes de la astronomía, además de algunos educadores y profesionales de la divulgación también se unieron a la cita, que tiene como propósito exponer los trabajos de investigación astronómica que se llevan a cabo en la región, además de fomentar lazos de colaboración internacionales entre las instituciones participantes.

El nivel de los trabajos presentados fue excelente y dio prueba de que la investigación científica astronómica latinoamericana es de la mejor calidad. Venezuela, con su Centro de Investigaciones de Astronomía (CIDA, www.cida.ve) destaca por sus poco más de 30 años de labor investigativa, y aunque contando con una planta pequeña de investigadores (si lo comparamos con institutos de la misma categoría en otros países), el nivel de sus trabajos está dentro de los estándares internacionales que definen la ciencia astronómica. Por el CIDA han pasado casi todos los estudiantes de matemática y física que han mostrado interés en especializarse en astronomía o astrofísica en Venezuela, y han recibido allí el mejor entrenamiento, teórico y observacional, capacitándolos para continuar estudios de maestría y doctorado, dentro y fuera del país.

La astronomía, casi como ninguna otra ciencia, tiene una virtud muy especial, la fascinación que ejerce en todos nosotros. Todos tenemos la curiosidad de saber sobre las estrellas, los planetas y los cometas, otras galaxias y otras posibles formas de vida, el espacio infinito y como se creó algo tan grande. Yo, quien fascinada por las estrellas finalmente me dediqué profesionalmente a ellas como astrónoma, he visto amas de casas, estudiantes, profesionales, militares, desempleados, brujos ¡y hasta sepultureros! hacer preguntas sobre la fases de la Luna, el paso de un cometa, o sobre si son ciertamente estrellas las que caen en las lluvias de estrellas. No importa el grado de instrucción, la ocupación o la edad de las personas, ante la posibilidad de plantearla, todos siempre tenemos una curiosidad astronómica que satisfacer.

Otras ciencias por el contrario no ejercen tal atracción, siendo quizás las matemáticas la más desechada de todas, por decirlo de alguna manera, por su aparente inutilidad en la vida diaria, por su poca inherencia en el mundo en que vivimos; después de todo, las calculadoras suman y multiplican por nosotros. Cualquier otra cosa que la matemática, la física, la química o la biología puedan ofrecernos, nos es irrelevante. Tal situación me parece terriblemente absurda, porque de hecho yo personalmente me formé como Licenciada en Matemáticas (UCLA) -1-, antes de iniciar mis estudios formales de física (ULA) -2- y astronomía (Yale) -3-. Mi experiencia con la matemática me permitió comprobar el valor enorme que éstas poseen.

Mientras era estudiante de pregrado, me enfrentaba a las miradas incrédulas de aquellos que se enteraban que estudiaba matemáticas puras. Casi inmediatamente era clasificada como cerebrito, en el mejor de los casos, y en el peor de los casos, escuchaba, y escucho, expresiones como “hay que estar loco para estudiar matemáticas puras”. Ni lo uno ni lo otro, como el resto de mis compañeros, yo me tenía que fajar horas y horas de estudio, tratando de entender el lenguaje netamente abstracto pero profundamente lógico que las matemáticas encierran. De manera que han sido muchas las pestañas quemadas, las horas no dormidas, los libros hojeados, leídos, marcados y escritos con notas, de mis estudios matemáticos. Y sí, la matemática pura es complicada, y para eso están los matemáticos que la estudian en detalle y profundidad, pero no tenemos que ser matemáticos para apreciarla y disfrutarla en nuestra vida diaria; como seres humanos abiertos al universo y sus maravillas, podemos ofrecerle también un espacio a las ciencias en nuestra vivencia, claro que para ello debemos empezar por no negarnos de antemano a ellas.


La ciencia es muy difícil, ergo solo para gente muy inteligente

Estudiar ciencias nunca ha sido fácil, pero la verdad es que tampoco es imposible. La fuerza que impulsa al investigador es la curiosidad, el deseo de saber cómo y por qué ocurren las cosas. El investigador se hace preguntas sobre un fenómeno, lo observa cuidadosamente, hace experimentos que le brindan información adicional, relaciona lo observado con conocimientos previos del tema, e intenta finalmente responder sus preguntas iniciales. Normalmente termina haciendo más preguntas, más complejas que las iniciales y con ello reinicia el proceso de la investigación.

La ciencia se caracteriza entre otras cosas, por una rigurosidad en su método, que no tiene otro fin que el garantizar la repetibilidad de la investigación, para su corroboración independiente y objetiva por parte de otros investigadores. Esa rigurosidad implica una dedicación al trabajo, un cuidado de los detalles, y una imparcialidad ante los resultados obtenidos, a los que quizás pocos estén acostumbrados. Con estos ingredientes básicos fundamentales, estamos en condiciones de hacer ciencia. Nótese que no he mencionado que sea necesario el poseer una inteligencia particularmente superior, que no voy a negar sería de ayuda, pero que no es suficiente ni necesaria para hacer una investigación científica de rigor. De resto, el entrenamiento formal en las labores de investigación ayuda a recorrer algunos caminos más rápidamente, después de todo no es necesario reinventar la rueda, y también da un sustento más firme y estructurado a la labor realizada.

No necesitamos saber mucho para empezar a hacer ciencia, no de antemano. Eventualmente durante el proceso de investigación, ciertamente adquirimos un conocimiento, muchas veces producto del manejo constante del mismo, pero éste es una adquisición, un beneficio de la investigación, no un requerimiento de la misma. En todo caso, ese conocimiento se convertirá en un ingrediente de investigaciones posteriores más profundas, pero eso viene después, no antes. Es el proceso iterativo natural que ocurre en la investigación, el que conlleva como resultado que quien la practica adquiere conocimientos. Pero repito, es un efecto, no la causa.

No necesitamos ser genios para ser científicos, pero sí necesitamos ser curiosos, mucho, y necesitamos dedicación para buscar y conseguir las respuestas. Y si pensamos en la curiosidad que en todos nosotros despierta la astronomía, por ejemplo, podemos de extender esa idea al resto de las ciencias, para apreciarlas y disfrutarlas, como nos merecemos. Una persona que busca nutrirse de todo lo que le rodea, se pierde de una enorme y satisfactoria experiencia si omite las ciencias de su vida. De manera que negarse a las ciencias porque necesitamos ser muy inteligentes para entenderla es un error, y grave además.


Las personas inteligentes, las personas educadas, las personas sabias

¿Quién es una persona inteligente? ¿Una persona que sabe mucho? No. Una persona inteligente es aquella que crea relaciones congruentes, lógicas y consistentes entre distintos hechos, situaciones o informaciones. Estos lazos le permiten encontrar más información y eventualmente formular nuevas preguntas, más complejas. No en vano, los tests de inteligencia nunca han sido tests de conocimientos, sino mas bien de encontrar relaciones entre distintos objetos, dada una información inicial sobre los mismos. Dentro de esta definición caben por ejemplo las llamadas inteligencias lógico-matemática, lingüística, espacial, kinestésica y emocional. Tristemente, tantas inteligencias atribuidas al ser humano, han sido usadas no sólo en buenas, sino en también malas maneras, así que de antemano debemos dejar en claro que inteligencia y humanidad no siempre van de la mano. No podemos olvidar que la valoración de un ser humano, proceso de por sí complejo, no puede descansar únicamente en una evaluación de sus capacidades intelectuales.

La inteligencia en su definición más amplia y global, parecer ser una característica muy propia del ser humano, que nos distingue de otros seres vivos, sin embargo experimentos en primates y aves, han mostrado indicios de que ésta parece no ser exclusiva de nuestra especie. Hay otra cosa común además, la estimulación - mientras más temprana mejor - ayuda enormemente a desarrollar esa inteligencia, que está muy probablemente impresa química y eléctricamente en nuestros cerebros. Dicho en las palabras del sabio griego Plutarco de Queronea: La mente humana no es un recipiente para ser llenado sino una antorcha para ser encendida.

Las personas educadas son probablemente las más sencillas de definir, son aquellas que han tenido (y aprovechado útilmente) un entrenamiento educativo formal, y naturalmente mientras más alta sea la categoría de dicho entrenamiento, como por ejemplo un estudio de postgrado, más educada esta persona es. Por último, las personas sabias son aquellas que han adquirido conocimientos gracias a la experiencia vivida, es por tanto un conocimiento acumulado en el tiempo, producto de la observación repetida de un suceso. Esa observación bien puede ser pasiva, es decir, la persona simplemente observa como pasan las cosas, y al verla ocurrir varias veces, crea una estadística de la misma de la cual infiere una conclusión. Parece mentira, pero usamos las matemáticas de las formas menos pensadas.

Tras muchos años de dar cursos y charlas de astronomía, he encontrado en muchas ocasiones, a personas que cuando hacen sus preguntas revelan esa facilidad para la conexión de ideas que caracteriza a la inteligencia. La variedad de público con la que he tenido la oportunidad de interactuar, me permite sustentar firmemente la conclusión de que estas personas no eran particularmente muy educadas (formalmente, me refiero), y no todos eran personas de edad con sabiduría acumulada. Eran todas sí, personas que escuchaban atentamente, aunque no solo con los oídos abiertos, sino con la mente y la imaginación abiertas, relacionando conceptos, creando una estructura global coherente de lo aprendido. Como dije anteriormente, desde quien cava la tumba de otras personas, hasta quien posee un titulo de doctorado, todos podemos y tenemos el derecho a aprender del mundo, porque tenemos el potencial innato de hacerlo. Aprender del mundo incluye aprender sobre las ciencias, la astronomía siendo quizás de las más fascinantes y populares, pero también podemos abrir nuestros cerebros – y corazones – a todas las ciencias, en las múltiples formas que ellas se nos ofrecen.

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(1) UCLA, Universidad Centrooccidental Lisandro Alvarado, Barquisimeto, Venezuela.
http://www.ucla.edu.ve/

(2) ULA, Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela. http://www.ula.ve/

(3) Yale, Universidad de Yale (Yale University), New Haven, CT, USA. http://www.yale.edu/

jueves, enero 03, 2008

PARA TODOS NUESTROS LECTORES...


¡FELIZ AÑO 2008!

Nuestros votos y esperanza por una paz duradera,
lo cual supone justicia social y libertad,
comprensión, igualdad, sensibilidad,
tolerancia, respeto, cambio,
creatividad...

Katty
Hilde
Naudy
Alvy




PD

Anunciamos que pronto iniciaremos
algunos cambios en nuestro sitio,
lo cual avisaremos oportunamente...