jueves, noviembre 23, 2006

Consumatum est


¡Todo se ha cumplido!
por Alvy Bryce Calles


"Veni, vidi, vici", bien pudiera haber proclamado el Poeta Naudy Henrique Lucena, mas su humildad jamás le permitirá expresarse de ese modo. Pero "contra facta non valent argumenta", afirmo que así fue. Su exposición, previa al bautizo de su libro "Construcción de un Imaginario Social Venezolano", fue realmente brillante.

Y, como "verba volant, scripta manent", el comentario que preparé, en tanto presentador (o "despresentador", porque lo hice al final del acto), quedó ratificado en toda su extensión luego de escuchar sus palabras, lo transcribo a continuación:

DISCURSO DEL “DESPRESENTADOR”

Para mi es un honor ser el “Presentador” en este homenaje, sencillo y complejo a la vez, como a veces le gusta decir a Naudy.

Función que aún no he terminado de entender ya que no sé si quien me asignó para esto se refería a presentar la obra, o presentar al autor. De todos modos, lo que entiendo y asumo, es que el autor y su obra, en este caso, son lo mismo y su opuesto. El que su ensayo, aunque ni tan ensayo, “Construcción de un Imaginario Social Venezolano”, haya sido acreedor de un premio, el “Mayor de las Artes y las Letras”, no es ninguna sorpresa, pues no es el primer premio, y seguro estoy de que no será el último.

En esta obra, como en sus otras, aunque en esta muestra el lado más fino de la madurez que desde temprano adquirió, se abre como sociólogo, poeta, filosofo, metódologo, formando una unidad, no sólo gracias a un verbo tan particular y culto, claro siempre y oscuro cuando el mismo lo quiere, sino también a una cualidad que le he percibido a pocas personas, a una elite, y es su agudo sentido de la observación, que le lleva a transitar y colarse por los intersticios que deja, no sin desdén, una sociedad construida desde la opulencia, que se autoasume tan alta que no es capaz de mirar por esos hilillos que se le escapan, pero no así al poeta Naudy, quien penetra por ellos con la facilidad del agua misma.

Tan penetrante como su observación es su habilidad para convertir a ésta en discurso, superando casi… ¿quién puede superarlo por completo?... ese estado, ese espacio-tiempo, que pareciera existir entre lo que se observa, lo que se siente y lo que se dice.

Y aún así, ese no es el “toque mágico” de su producción. Ese fino toque, mezcla de ironía, poesía, ciencia y sentimiento, lo es su propia creatividad, que sorprende al lector desapercibido, y al atento también, pero que atrapa a ambos en el contenido, ritmo y curso de un discurso que a veces no es posible capturar en su totalidad cuando se muestra como misterio o cuando este misterio mismo pareciera desaparecer aún estando ahí, “ese ser ahí”, y entonces percibirse como una estética que rompe la morfología geométrica del discurso modal, oficial y académico, e, incluso, de aquella forma de discurso pedagógico que parece más matemática, sucesión de números que quiere reducir todo a la norma. Por ello su obra dejará, estoy seguro de ello, una estela de certezas, dudas y su buena porción de incertidumbre. Naudy es ajeno al código de los que quieren dominar todo y ocupar todos los espacios para excluir a los que no va con ese código.

Uno de sus relatos en este ensayo se hace ejemplo de su su fina habilidad cuando a partir del estacionamiento de carros de la universidad, al cual define extrañamente como un espacio polisémico (asignándole así carácter de discurso) que nos da pistas y señales, como el viejo mapa sideral, de esa sociedad que él mismo denuncia como arreglada en ese viejo y decadente orden que, reproducido en dicho estacionamiento, nos muestra la jerarquía, o mejor, nos muestra el organigrama institucional, el mismísimo statu quo, en donde destaca el vehículo de la mejor marca para el funcionario de mayor rango, el segundo mejor para el que le sigue, y así, sucesiva y degradantemente hasta convertirse en la nada borrosa después del puesto 4. Pero, no es esa la observación más aguda; lo es esa especie de aberración del sistema que llama más la atención que el todo mismo: una vieja, oxidada y “ruyía” bicicleta de reparto, cuyo conductor, no sé si dueño, es artífice y representante de la “inteligencia social”, sujeto al que los cuentistas sociales tradicionales denominarían como marginado de esta sociedad, el que ha tenido la habilidad para “colarse”, cual buhonero que es, en el “espacio institucional”, sin formar parte del organigrama legal, más bien del legítimo, para montar su propio y lucrativo negocio de “tostones”. “Cloe”, nadie conoce su verdadero nombre, termina teniendo tal vez, a pesar de su analfabetismo funcional, mejor calidad de vida que la mayoría de los miles de estudiantes que conforman “su mercado”.

Interpretando a mi amigo Naudy, antes que este premio mayor, creo que el real primer premio es la comprensión y aceptación, por muchos o pocos, de su mensaje de esperanza.

Alvy Bryce Calles
Barquisimeto, 23 de noviembre de 2006.
bryce.alvy@gmail.com

NOTA
A la imagen del libro publicado por la Editorial El Perro y la Rana, se la agregó un grifo goteando agua, como representación del acto de bautizo del libro. Queda claro que dicha imagen, tal como aparece, es una modificación de la original.

No hay comentarios.: