lunes, julio 02, 2007

El discurso del infiltrado: una aproximación y un alejamiento Semiótico

(Click sobre la imagen para agrandar)

PALIMPSESTOS


Edcero, Año 1, N.1 (2007). S/Registro Legis

Naudy H.Lucena
E-Mail: nhlucena@hotmail.com.


Resumen

Una multitud marcha en un orden regular tomada de la mano y gritando a coro: “Libertad de expresión, justicia, paz y amor”; de repente, algo, alguien insurge entre ellos y ataca el cordón policial. Este acto repentino provoca la reacción de las autoridades y aparece en la escena una ballena que deshace con sus chorros de agua a presión, aquel agitado orden social, entre aullidos de pánico. ¿Se puede llamar Infiltrado este agente que irrumpe con sus actos violentos e introduce el caos en el orden? ¿Cuáles son sus principales rasgos semiológicos? ¿No son acaso sus actos y sus intenciones ocultas, detrás de la anonimia, la ambigüedad individual y su perfil social borroso, confrontativo y rebelde, un espacio discursivo propio? Se podrá hablar realmente de discurso del infiltrado en el contexto situacional de una manifestación masiva. ¿Cuál es su principal móvil, cuál es el radio de acción de su influencia fugaz en la multitud? Ataca alguna forma de poder o la ayuda a consolidarse; no abre acaso con sus actos una fisura entre el control y descontrol de la masa; la excita o inhibe, la castiga o la premia. Para realizar este análisis se utilizará el modelo de semiótica narrativa Bremmon1 sobre los roles del influenciador.

Palabras claves: discurso influenciador- orden, caos.




Introducción
Un cable de AFP de junio 2007, señala en una de sus noticias la develación de un complot de unos supuestos terroristas Islámicos, con diversas conexiones internacionales que iban a volar el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York. Este atentado hubiera sido mas fuerte y sangriento que el de las torres gemelas pero fue abortado a tiempo, gracias a la intervención de unos agentes del gobierno que habían logrado infiltrarse entre ellos. En este caso, la probabilidad del acto terrorista fue reducida a cero gracias a las funciones preventivas de un tipo de infiltrado que logró adelantarse a los hechos, detectando a los sujetos y anulando sus posibles acciones. Se podría pensar en un agente que interviene en el espacio y el tiempo exacto y detiene una cadena de eventos; explosiones y derrumbes en un aeropuerto; aviones y avionetas volando por los aires pero de otra manera. Aquel frustrado accidente pudo ser neutralizado, según AFP, gracias a la intervención de esos agentes pero las probabilidades que realicen otras acciones quedan abiertas y se puede dar el caso que tales acciones terroristas no puedan ser detectadas a tiempo. Una simple falla en la predicción del sistema defensivo y hace posible lo probable; es decir, lo incierto puede pasar a ser cierto.

En el caso del terrorismo, el sistema gubernamental tiene sus servicios policiales de inteligencia que regulan y monitorean la normalidad en las Instituciones de la sociedad para defenderlas de cualquier “amenaza terrorista”. Un agente policial selecciona un sospechoso de terrorista entre la multitud, sus escogencia es por su puesto al azar. ¿Cómo podría hacerlo de otra manera entre una población de más de doscientos millones de almas en constante movimiento? Elabora un retrato-perfil, generalmente si observa que este procede de un grupo minoritario, algún rasgo racial, un inmigrante; lo espía, sigue el flujo de su participación en la vida cotidiana, intercepta sus conversaciones, las grava y extrae de ella los núcleos temáticos, sus puntos conflictivos y antisistema; precisa sus posiciones políticas, bien de la derecha, centro derecha o izquierda light, precisa su vocación de trabajo, descubre sus problemas sexuales, su área de recreación, vigila su correspondencias y hasta llega a procesar mediante algun análisis transaccional su temperamento, sus puntos fuertes y débiles, su grado de sociabilidad y cultura hasta que logra completar un cuadro de sentido que se integra o encaja perfectamente en el modelo de terrorista que el sistema policial anda buscando. Una vez completado este cuadro de pesquisas procede a preparar fríamente un plan de interacción social para contactarlo; una fiesta, juegos deportivos, algún negocio; una vez completada esa ruta, se entabla una relación amistosa con el indiciado hasta ganar su confianza y poder ser llevado por este a su circulo de acción. Una vez infiltrado espera el momento indicado para entregarlo a las autoridades. Aun cuando se sabe que en cuestiones del azar y de inteligencia, también puede ocurrir lo contrario, el viejo cuento del que va por lana y sale trasquilado. Estamos hablando de dos actores o actantes de funciones no necesariamente opuestas, Terrorista /Infiltrado.

¿Quienes son realmente estos actores?, ¿Cuáles son sus rasgos semiológicos? ¿No será el temor compartido o también inducido en la estructura mental de una población, el creador de esa imagen arquetipal del terror? ¿No serán estos actantes parte de una estrategia publicitaria?

¿No es acaso la tal amenaza terrorista una energía instintiva cuya estructura simbólica cambia sucesivamente de forma y aumenta de grado hasta llegar a representarse, entre otras cosas, como un enemigo oculto, imprevisible y cruel; una especie de alter Ego criminis; un monstruo que debe ser aniquilado? ¿Se conoce realmente quién es?, ¿No es acaso una propaganda? ¿Cuál es ese terrorista, un ángel o un demonio cuyo perfil, se infiere, se deduce y luego se sublimiza en una imagen de terror que busca apoderarse del poder político en cualquier país hasta convertirse en una amenaza mundial? Esta argumentación se difunde y hasta se comercializa junto a las demás propagandas. El Chacal, por ejemplo, la figura mas terrible de los anti-héroes de las crónicas policiales en la década del setenta al ochenta; fue satanizado con esa imagen feroz construida en los laboratorios de imagen del mercado de la prensa, del cine y la televisión y los que, al final, después de condenarlo previamente lograron someterlo a varias condenas perpetuas en una cárcel francesa. Carlos Illich Ramírez, venezolano él, un hombre-chacal, cuyo comportamiento de fiera depredadora lo llevó a convertirse en el enemigo numero uno del sistema policial mundial. Su imagen mítica de criminal Feroz ni siquiera la tuvo Annibal Caníbal. Muy extraño, por cierto que se haya usado la imagen del chacal ya que este pequeño animal silvestre no existe en el territorio venezolano y lo mas parecido que se tiene en la fauna autóctona podría ser, el perro realengo, el yuso y hasta el perro de agua de Nutrias.

Es nuestra opinión personal que la sociedad capitalista avanzada y moderna a la que hace referencia AFP, sustenta entre otras cosas, su poder político, el tecnológico, el económico y el militar, en la publicidad de sus dos grandes productos de exportación cono lo son: la seguridad y el confort, junto al resto de productos simbólicos, míticos, religiosos, hedónicos de consumo masivo, como la ideología de la Libertad, la justicia, la democracia. La seguridad y el confort porque constituyen las dos grandes ofertas de gratificación del sistema y las fuentes de los grandes imaginarios colectivos. Dos términos de polisémicos mediante los cuales la sociedad sacia sus necesidades creadas e inculcadas; la seguridad conectada a los mensajes de bienestar y el confort la saciedad y el dominio de la avidez. La oferta de estos dos grandes mensajes, seguridad y confort trascienden las fronteras para convertirse en productos de exportación. En la medida que este sistema de vida, la imagen de una sociedad holgada, segura y satisfecha se amplia y se difunde mayor cantidad de mundos buscarán imitarla o mudarse donde estas condiciones se estén dando. Lo cual trae como consecuencia que tales mundos arrastren hacia ese primer mundo sus condiciones adversas de inseguridad y de necesidades extremas y no hay muro de concreto, leyes anti-inmigratorias, palizas policiales que impidan la búsqueda de ese gran sueño de confort y seguridad, el gran imaginario.

A pesar de ser un poco incipiente la incidencia, el sistema se resiente e incorpora un componente de incertidumbre, además porque se sabe que en cualquier momento, cuando se vaya a encender un bombillo o se sienten tranquilamente en una poceta o en un asiento del metro, venga un infiltrado terrorista de estos mundos y los haga estallar. Sobre todo después del 11 de septiembre, la población de esa gran país que se refiere AFP, no puede tener la menor duda con la palabra que encarna y define el terror; un flujo y reflujo de miedo, estado de alerta, sorpresa. Un temor colectivo repentino y contagioso. Después de ese grave atentado, ya tiene construida en su mente y en su conciencia colectiva, lo que podría ser una macro-cognición social, es decir un terror material, expansivo y por lo tanto una visión concreta del asunto que no les permite cambiar de apreciación, de juicios, prejuicios, y discriminaciones preelaboradas sobre un enemigo oculto, un terrorista que podría estar allí mismo, entre ellos, durmiendo en su misma cama. El presente trabajo se centra en la posibilidad de analizar el área de influencia de este “Infiltrado” múltiple, policía, terrorista, ciudadano. Se podrá hablar realmente de discurso del infiltrado. ¿Cuál es su principal móvil, cuál es el radio de acción de su influencia fugaz en la multitud? Ataca alguna forma de poder o la ayuda a consolidarse. No abre acaso con sus actos una fisura entre el control y el descontrol de las masas; las excita o las inhibe, las castiga o las premia. Para realizar este análisis se utilizara el modelo de semiótica narrativa Bremmon1 aplicado sobre los roles del influenciador. CONTINUARA...
Imagen: ¿Quién infiltra a quién? (por Alvy Bryce Calles)


No hay comentarios.: